Cimarra campestre

Siguiendo con mis historias de... bueno mis historias en general. Debo confesar que en un momento se me ocurrió ir hilando cada uno de los relatos... sin embargo se me ha hecho imposible, onda así como ir siguiendo un elemento común que se repita o algo por el estilo... pero aún no lo logro.

Bueno, lo que si es transversal en mi existencia es que tengo poca "tolerancia" a la presión. De todo tipo. Y muchas veces, cuando esto ocurre, pasan cosas como la que voy a contar... aunque debo aclarar que TODO es culpa de la Caty (aprovecho que ella no lee el blog, para poder lavarme las manos). Porque se queda callada y a mí me deja diciendo puras estupideces (y es también por ella la primera foto).

Dice así; Corría nuestro último año de colegio, por allá en el lejano año 2001, cuando en un arranque de creatividad y desesperación por la etapa escolar que se nos escapaba entre los dedos, como si Buddy fuéramos, se nos ocurrió que era el momento de hacer las cosas que no habíamos realizado en todos esos años, algo así como un ahora o nunca. Onda "nunca hemos entregado una prueba en blanco" y ahí partíamos Moniqui, Caty y yo, dejando la prueba en blanco, para decir que sí una vez en nuestras vidas es ocurrió. Luego "nunca hemos hecho la cimarra". Y ahí empezamos a cranearla de nuevo las tres, en ese momento denominadas TAECC...

El problema es que nunca habíamos hecho una cimarra, y tan lindas nosotras, después, mucho después me enteré que la gente la hacía porque se iba a tomar muchos litros de alcohol a algún lado o cosas "ilícitas" como esa. Bueno, en nuestra inocencia, jurábamos que la cimarra era el sólo hecho de no ir al colegio cuando nuestros apoderados creían que estábamos ahí.

Después de mucho pensar, decidimos que queríamos viajar en tren. En ese momento lo pensamos hasta Rancagua. Ya cuando estábamos en la estació sólo nos alcanzó para llegar hasta Buin. Y partimos. Al principio todo bien, "normal". Incluso ni tan adrenalínico..... hasta la hora de almuerzo.

Cuando ya la guata empezaba a pedir comida, optamos por buscar baño primero, el problema es que Buin no le lleva la modalidad mall, entonces sólo habían tienditas pequeñas, sin baño. El presupuesto para una fuente de soda no nos alcanzaba (el pasaje había consumido casi todo), así que ya un poco entrando en la deseperación vimos que en la calle principal, que obvio como en toda ciudad que no es Santiago, se llamaba algo así como Balmaceda o Freire o alguno de estos chiquillos tan famosos, había un colegio...

Un colegio que al igual que el de nosotras tenía jornada completa, pero que ha diferencia del de nosotras los alumnos podían salir a comprar su comida. Era NUESTRA oportunidad, entrábamos, ocupábamos el baño y salíamos sin que nadie se diera cuenta... pero como ocurre en todas las series juveniles algo tenía que salir mal.

Recuerdo perfectamente el colegio. De "escasos recursos" como diría alguien del Ministerio de Educación. El baño era un desastre, con el suelo lleno de barro y esas puertas que son a la vez demasiado altas y demasiado bajas, y se veía todo de afuera. Filo, aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa (alivio). Cuando aprontábamos la marcha, nos dimos cuenta del detalle de que estaban cerrando la puerta con nosotras adentro del colegio aún. Un inspector en la puerta interrogaba a todos los niños que entraban y salían. Y ahí empecé a colapsar, porque pensé: "Y si en Santiago nos están buscando?", "y si todos los colegios de la región ya saben de nuestra fuga?" y si... y si...

Y si poh, llegamos hasta donde el sujeto aquel, que empezó a preguntar:

- Y ustedes señoritas de donde son?

- De Santiago- no recuerdo quién contestó porque yo estaba demasido nerviosa para hacerlo.

- Y qué hacen acá?

Pésima pregunta... porque eso claramente nadie lo había pensado y yo sentía la persecusión sobre mis hombros y nadie decía nada y así pasaban segundos...

y más segundos...

y más segundos...

y más segundo...

mientras él nos miraba a nosotras y yo miraba a las niñas y nadie decía nada y la tensión aumentaba y como no sé quedarme callada llegó y le suelto:

- ESTAMOS HACIENDO UNA TAREA DEL CAMPO!!!!!!!!!!

Los tres, Moniqui, Caty y el Inspector, me miraron con cara de "Ah? del campo?", como los sujetos de la primera foto. Y yo cacho que de puro graciosa que le resultó la respuesta nos dejó salir.

Claramente las niñas me retaron mucho rato por una respuesta tan sin sentido, porque cara de agrónomas no teníamos (Moniqui su poco tal vez), pero aún así, nadie nos iba a comprar esa excusa.

Después ya estaba segura de que toda la polícia nos estaba buscando, pero ya era hora de volver a la "ciudad" así que no había problema...

Dedicado: a la Caty y a la amiga Moniqui super especialmente. Porque si no te lo he dicho en verdad me hace muy feliz que a pesar de la distancia, de la diferencia de cursos, hayamos compartido momentos como este, memorables y bloggeables ahora. Y que mejor aún, a pesar de todos los años que han pasado sigamos tan unidas como esos tiempos.

(Recordatorio personal: disco de la semana: Oh no de Ok Go.)