Wednesday, September 27, 2006

Jamás besada... necesitamos una segunda oportunidad


Luego de pasar por una crisis "no-voy-a-escribir-porque-criticaron-mi-blog" de un par de días y superar mi infantil trauma de no aceptar de buena manera las críticas e incluso agrandarlas, de hecho esta vez pensé que estaba mostrando al mundo todo lo superficial y frívola que soy, vuelvo con una película... pero no cualquiera, sino que una película "adolescente". En fin, da lo mismo, porque todo depende de cómo vea uno las cosas...
Hace harto rato que le venía dando vueltas a hablar sobre películas y decidí empezar por esta. Me dejaré para más rato a los poetas muertos, a Kusturica, a Amélie, al Doctor Caligari, a los zombies y todo el resto de filmes que me gustan.

Cuento que mi película "adolescente" favorita es Jamás Besada (sacando a Las 10 cosas que odio de tí, que tiene una enorme carga emocional para mí y de la que podría hablar en otra oportunidad). Al principio no sabía porque la historia de Jossie Geller me gustaba tanto y después de darle vueltas y verla muchas, muchas veces, caí en la cuenta de que debe ser porque ella tiene una segunda oportunidad en la vida. Y se da cuenta que es ella la que ha cambiado y que el contexto sigue todo igual. Lo único que he deseado en oportunidades de mi vida es una segunda oportunidad, una segunda opción para intentar arreglarlo todo. Me llevó demasiado tiempo entender que no tengo la máquina del tiempo y que la vida es así, llena de cosas que uno quiere hacer de nuevo. Pero que finalmente son las que te hacen crecer, después de todos los golpes.

También porque la protagonista es Drew Barrymore una de mis 3 actrices favoritas, junto con Janeane Garofalo y Maggie Gyllenhaal, no sé por qué pero siempre conformo tríadas con la cosas que me gustan... me gusta Drew por toda su historia, por ser la niña dulce de E.T. (película que nunca he visto) y la adolescente ruda y perdida en los '90. Cuando nadie daba un peso (dólar) por ella finalmente se forja su segunda oportunidad en la vida... y es ahora una linda chica, empresaria, ayuda en obras benéficas y hace películas divertidas (conocimientos adquiridos de tanto ver E! los sábados en la tarde). Aparte que es linda, pero no inalcanzable, estos de los referentes me obsesiona un poco...

Puede que también me guste la película porque la mina es periodista, la carrera que yo estaba segurísima de estudiar cuando tenía 15 años, y hacía todo en base a eso: "Cuando sea periodista esto, cuando sea periodista esto otro y bla, bla, bla, que las comunicaciones, que las informaciones sin manoseos, que la investigación y llegar a la verdad a toda costa" y bueno, como todos los periodistas utópicos que somos en la edad escolar. Todo esto hasta que la historia del arte llegó azarosamente a mi vida y no pude divorciarme de ella nunca más.

Tal vez puede ser porque ella se llevaba bakán con su hermano, que sin duda es siempre más bakán que una, más divertido, más lindo, más original, más creativo, pero eso no te provoca envidia, sino que una siempre lúcida admiración. Le amo a mi hermano demasiado.

Tal vez porque siempre quise llevar una cámara escondida en mi cuerpo, o ser el que ve las imágenes de la cámara. O por querer tener cualquier tipo de relación con una cámara oculta dentro de mí, como en 8º básico cuando adopté el alter ego de Josita San Diego, carrera corta, como tantas otras que he tenido en mi vida.

Tal vez me gusta porque la música es buena, porque en el último baile la canción es de The Smiths... Please, please, please let me get what I want...

Good times for a change

See, the luck I've had, can make a good man, Turn bad

So please please please

Let me, let me, let me, let me get what I want

This time, Haven't had a dream in a long time

See, the life I've had can make a good man bad

So for once in my life

Let me get what I want

Lord knows, it would be the first time...

Y justo cuando Morrissey dice que es buen tiempo para el cambio, sale la niña "nerd" bailando y viéndose preciosa, como cambiando de piel, una de esas sutilezas que son mágicas, cuando toda la verdad de la película sale a la luz, la canción está presente y Josie Geller se saca la cámara oculta y va donde el profe que ama. Sin duda mi parte favorita de toda la película.

Me gusta Jamás besada, porque la loca nunca fue cool, ni siquiera cuando se supone que lo era. Era torpe, se vestía horrible y la mayoría le tenía lástima o sino era una rechazada. El sentido de pertenencia que nos mueve a identificarnos de alguna manera en la edad teenager, fue algo por lo que ella no pudo pasar, no pudo encajar, y la persiguió hasta los 28 años. Al final de lo que más tenía ganas era de vivir, como el resto, luego publicar su vida, su nueva oportunidad. Finalmente su historia terminó siendo mucho más lindas que las que conozco de verdad. Me gusta porque de cierta forma siento una mediana identificación, creo que por el hecho de que tampoco fue mi prentención abandonar alguna vez mi bando, el bando de la eterna lucha y superación.

Dedicado a mi hermano, Pipe.

Tuesday, September 26, 2006

El placer de lo nuevo



Acá les presento lo que motiva que escriba en esta oportunidad. El nuevo objeto de mi afecto. Mi bufanda nueva. Como les voy a contar próximamente este "18" lo fui a pasar al bosque, allá lejos, por Pumalín. Sin embargo, a mi regreso pasé por Puerto Montt, y si bien ya venía con las últimas chauchas después de haber pagado mil pasajes en bus y barco y haberme zampado otros mil kuchenes, opté por darme este pequeño lujo fashion. Un mimo personal, un regalo. Mi preciosa bufanda fucsia con verde esmeralda, ultra abrigada, ultra colorida, ultra sureña y ultra confortable. Cuando llegué no tenía razón de ser la boa peluda en mi cuello (porque demás está decir que no me la saqué en las 10 horas del viaje de regreso a Santiago), y de hecho Lolín me lo hizo notar de inmediato cuando bajo el tremendo sol nos empezabámos a achicharrar por retirar mi mochila. Aunque con o sin bufanda creo que me hubiera sofocado igual con el calor capitalino que sentí.

En fin, la cosa es que ayer me puse la bufanda, no hacía mucho frío, pero estaba nublado y eso ya bastaba, en mi mente la sensación térmica era casi digna de julio. La cosa era usar la bufanda, no me combinaba y en verdad nuevamente me empezó a sofocar, pero filo, es mi bufanda nueva y eso es lo que importa. Fue ahí también cuando me detuve en lo bakán que es tener cosas nuevas, da lo mismo si es un pinche, un cordón, un lápiz, un paraguas, o lo que sea, lo importante es que es nuevo. Parece que este fenómeno es mucho más impactante en las niñas, porque a una le gusta tener algo nuevo en el guardarropa, como que una dice: "ah! tengo mi polera nueva, que me hace ver ultra bien". Y claro, es un poco como el dicho toda escoba nueva barre bien, la ropa cuando una se la compra es la más linda, la que te queda mejor y ahí empieza a jugar el factor psicológico y eres la más fabulosa que pisa la tierra. Aunque también es sabido que estás cosas van sujetas al tiempo que transcurra para la antigua prenda nueva o cuando nos vienen los ataques hormonales y absolutamente todo nos hace ver como vacas tailandesas. En fin, la cuestión es que el hecho de usar algo que ahora empieza a ser tuyo es gratificante, te puede levantar el ánimo y poner contenta. Así mismo como cualquier cosa que vayas a usar por primera vez. Encuentro demasiado agradable tener los lápices nuevos y que tengan tapa, que la gomas no estén deformes, no tener que dar vuelta el shampoo para que salga más fácil, tener cuadernos nuevos que huelen todavía a papel, libros que huelen a tinta, tener chasquillas nuevas y un sin fin de cosas que nadie nota pero que cambian nuestro mundo interior. De seguro nadie notó hoy que mi bufanda era nueva, pero yo la miraba en cada escápate.

Pero! hay algo mejor que tener cosas nuevas y es que esas cosas nuevas sean regaladas..... así que la ecuación es:

Cosa nueva + cosa linda + cosa regalada = Josita feliz

Así que estimado lector ya sabe, si me ve con algo que no me haya visto antes, no dude en hacerlo notar, porque me hará feliz. Y es más, si llega usted con algo entre sus manos que no me haya visto antes y que cree me gustará, me hará mucho más feliz.

Dedicado a las tejedoras de Angelmó que hicieron mi linda bufanda y a todas las tiendas que venden chucherías que son brillantes y de colores. Amén.

Valparaíso mi amor...



Amor y odio. Mar y cerros. Día y noche. Ciudad de contrastes. En verdad estoy puro jugoseando. Valparaíso, más que ser patrimonio de la humanidad, más que ser la Joya del Pacífico y otras tantas cosas turísticarsss, es mi segunda casa. O mejor dicho mi segunda ciudad. No hubiera nacido sino fuera por el embrujo del puerto, que hizo que mis jóvenes padres se casaran y tuvieran a mi familia. Mi hermana tuvo la suerte de nacer allá, de ser porteña- porteña, mi hermano y yo no. Somos santiaguinos a mucha honra. Aunque igual fui bautizada allá, así que por lo menos Dios piensa que soy de Valpo.

Cuando éramos chicos y nos daban 3 meses de vacaciones, 2 y medio nos la pasábamos allá, cuando teníamos las 2 semanas en invierno las pasábamos allá, cuando era año nuevo, íbamos allá, tanto que cultivé la relación amor- odio que profesé durante toda mi adolescencia. Odiaba Valparaíso porque íbamos a la casa de mis abuelos, que en verdad no son santo de mi devoción, y porque por más que mi mamá se esforzara no conocíamos la ciudad, era como venir a Santiago y conocer sólo un barrio. Voy a centrarme en el tema que me mueve en este momento: Valparaíso. Estoy empezando a convencerme que las ciudades con V (con V de Vendeta, jajaja) la llevan. De eso me dí cuenta el año pasado cuando fui a Valdivia. Bueno, la cosa es que Valpo es bakán, y voy a dar mis razones (mi recorrido será sólo por el plan y de los lugares que ahora se me viene a la cabeza, así que si falta algo ahí veo que hago):
  • Primero porque tiene una gastronomía fantástica, eso en lenguaje Revista del Domingo, pero la verdad es que tiene comida muy rica. Por ejemplo, para desayunar propongo ir al Bogarín, un pequeño local que está justo al frente de la Plaza Victoria y que vende los mejores jugos naturales y sandwich de miga que nunca en la vida probarán, no sé que ingrediente secreto le ponen las niñas, la cosa es que por más que trato nunca en mi casa me ha quedado algo así. También tiene leche con fruta, que aunque me haya encargado de observar la marca (soprole rojo en bolsa) no pasa nada al hacerla en mi juguera. Todo es rico en Bogarín. Y el lugar es muy bonito, pero sobrio. Tiene la máquina exprimidora de naranjas a la vista (de hecho todo lo hacen a la vista de los clientes) y tiene una máquina registradora de esas que suenan. Luego de dar un paseo (o cruzar la calle en realidad) pueden ir a comer churros españoles o rellenos, que en Valparaíso abundan, pero hay un carrito al frente del Bogarín que vende unos bakanes, a la módica suma de $150. O si prefieren comerlos mirando el mar, venden otros ricos en el muelle Prat. Luego, el almuerzo pueden hacerlo con una gran paila marina en el mercado que está cerca de rodoviario (terminal) el lugar que recomiendo es el Rincón de Pancho (segundo piso hacia el ala que da a Pedro Montt), donde la paila cuesta $2500 y terminarán pidiendo la siesta a gritos. Si no quieren terminar como zombies vivientes pueden comer pescado frito con agregado, donde te dan la merluza entera, con arroz y ensalada por ejemplo. Luego de dar su caminata pueden tomar su heladito York, que pueden escontrarlo seguro en Las Torpederas, el mejor helado de leche de la tierra, que viene en esas bolsitas plásticas que ni siquiera están selladas. Son como un lloly pop, pero de sabores a coco, plátano, frutilla, chocolate, mora, manjar y, mi favorito, el de vainilla. Ya para la hora de once o cena, es imperdible el J. Cruz. Lugar donde nace la chorrillana, el plato más colestótico que ha inventado el hombre. Para los que no saben en qué consiste es un cerro de papas fritas, cebolla frita con huevo y carne picada. La de dos personas cuesta $3900 y la de tres $5400.

  • Segundo, Valpo es bakán porque tiene lugares bonitos, accesibles y extraños. Recorriendo de norte a sur tenemos el único the real ascensor que hay en la ciudad. El ascensor "Polanco", que queda en el Cerro... Polanco. Y que es chori porque para acceder hay que cruzar un túnel húmedo y largo, luego, ya adentro del cubículo, las paredes siguen siendo húmedas y chorrean agua.
  • Luego está el mirador del cerro Barón, en verdad no tiene nada extraordinario, pero es el barrio de donde salió el mítico DJ Méndez (¿?). Bueno, luego viene el Muelle Barón, un lugar perfecto para ir con el gordo, como me dijo la Tanukis alguna vez, o con la gorda, como quieran. Hay una vista muy bonita a toda la bahía pero desde abajo, lo que generalmente los miradores no permiten por estar en altura. El aire marino hace su mejor esfuerzo por llenar nuestros pulmones capitalinos y a veces anda tan poca gente que se puede realizar la siesta ahí. O como les decía, pueden ir al atardecer y ver románticamente como el sol se esconde por Playa Ancha.
    Después está la Palaza Victoria, que es bonita, pequeña y bien verde. En verdad tampoco mucha gracia, pero hay que hacer el recorrido de la canción pues. Luego viene el muelle Prat, donde todo lo referente a la Guerra del Pacífico se encuentra en ese punto de la ciudad. Desde el muelle Prat parten los botes que hacen el recorrido turístico por la bahía, una vuelta pequeña, pero que basta para ver desde otra perspectiva los cerros. Como les decía ahí también está el monumento a los mártires del 21 de mayo, aunque los restos de Arturito están en el cementerio mirando hacia el cerro y no al mar, pobre Arturo!
    Siguiendo al sur, podemos llegar al último cerro: Playa Ancha. Lugar que tiene varias cosas entretenidas. Por ejemplo La Torpederas, ya mencionada anteriormente por el helado York, una de las playa más breves que existen, no debe medir más de 10 metros, pero es una de las sólo 3 que tiene el puerto. Está bien venida a menos y una vez a Sergio Lagos de le ocurrió hacer un par de fiestas electrónicas ahí, con los marcianos. Pero hay que decir que mejor fue el futuro gracias a las cabañas de un motel que se puso en el lugar, según lo que he escuchado decir.
    Si uno es más curioso aún y sigue bordeando la costa por Las Torpederas se encontrará con La Piedra Feliz, qué es la Piedra Feliz? ni más ni menos que el lugar donde los porteños van a practicar la autoeliminación, es decir la gente va al lugar a tirarse y morir feliz. Una vez un chico se mató y dejó una carta donde decía que su alma Va(a)lparaíso, linda metáfora. Ahora igual uno siendo menos psyco puede ir a ver la vista no más.


  • Tercero: Valparaíso tiene buen carrete. Tiene bares como si fueran hongos en un jardín lluvioso o lentejas en un plato de lentejas. Para todos los gutos, para todas las tendencias, para todos lo precios, aunque en verdad en los precios el asunto es más que módico, especialmente si uno capitalino como es ya ha pagado sus $1200 en una mísera botella de Escudo en Brasil, allá la promoción es dos Doradas por $1200, no es lo mismo, pero es el doble por la misma plata y no nos hagamos de las chacras llega una hora en que uno toma lo que sea... en fin, uno que me dejó buen recuerdo fue el Balmaceda, ubicado en la calle del cine Hoyts hacia adentro, era un lugar bien piola, rayable pero no asqueroso, la Heineken estaba a luca y tenía música decente. Pero como les digo hay caleta, Barparaíso, Barcelona... si los porteños son tan ingeniosos... y están todos los con nombres relativos al "estudio" como el Centro de Alumnos, la Rectoría, etc. Están casi todos ubicados por Pedro Montt, pero para adentro, hacia la costa.
    También hay un montón de discoteques, así como bailables, que están cerca del puerto, en verdad cerca del monumento a nuestro querido Arturo, también son caleta, y bueno las promociones son minas gratis y etc, etc, etc en verdad no me importa extenderme sobre estos bailoteos (quedo en deuda con las noches alternativarsss de Valpo). Por último un lugar que le llevaba como la mezcla de todas estas cosas era El Huevo, ah! antes que se me olvide, cuando vayan a carretear a Valpo no olviden su carné estudiantil, porque a la gente que no estudia todo le sale más caro e incluso a veces no los dejan entrar. Bueno, El Huevo, cuando fui yo, era bakán, porque la música era como en el Carrera pero con más pachanga, y te servían cervezas con licores, algo que en verdad nunca antes se me había ocurrido, recuerdo que ahí tomé chela con menta, guinda, chocolate y la oferta se extendía hasta con tequila. Era muy variado, módico y rico. Y fue mi reencuentro con Erasure, pero eso no viene al caso específicamente... la cosa es que ahora me dijeron que ya no estaba tan bueno, pero cuando yo estuve ahí fue una de las noches más divertidas que he pasado.


Esas son mis 3 razones para promover a Valparaíso como una ciudad que tienen que visitar por un día, un mes o lo que sea, de hecho este último tiempo he pensado seriamente ir a vivir allá en algún momento de mi vida, sencillamente porque le amo, es como dice la canción Valparaíso de mi amoooooooor!!!!!!!


Dedicado a mis papás por ser ellos los que me presentaron y encadenaron al puerto...


Nota: las fotos en orden, vista de a bahía desde arriba del ascensor Polanco, interior del J. Cruz, ascensor Polanco y Piedra Feliz.

Tuesday, September 12, 2006

Simplemente María

"Juro que no recuerdo ni su nombre , mas moriré llamándola María...
tanto fue así que llegué a tratarla con le celeste nombre de María..."

Los versos anteriores son de Nicanor Parra, tan de moda últimamente, que si lo vemos como artista visual es mejor como poeta. Aunque tiene humor que es lo que le falta a muchos de nuestros artistas contemporáneos. En fin, el poema, de su primera etapa, se titula Es Olvido y habla sobre una chica que ni siquiera se llamaba María pero que él le pone así. Tal vez este tema será uno de los más autoreferentes de mi era bloggiana, porque no hablaré desde mí, sino que de mí. Hoy es mi santo. En verdad casi nadie celebra el santo, pero desde pequeña en mi casa me saludan, aunque a estas alturas del partido los que más me hacen fiesta y me regalan algo son mi mamá y el Héctor. Y el Aaroncito que me acaba de llamar. La cuestión es que me encanta llamarme María, lo encuentro muy bonito, muy dulce. Aunque absolutamente nadie me llama así y está bien.

Cuando nací, allá por el 30 de enero de 1984, mi papá dijo: "esta niña, llorona, se llamará Carla Daniela", igual yo cacho que era porque él quería un niño al cuál ponerle Carlos. La cosa es que al otro día mi papá va feliz a la clínica y le pregunta a mi mamá cómo está Carla Daniela, a lo que mi mamá responde: "¿Qué Carla Daniela?, te refieres a Mª José?" y es así como mi mamá ganó la idea de mi nombre. Que yo siempre pensé tenía ribetes religiosos, primero por culpa del colegio de monjas en donde me formé en primera instancia y segundo porque cuando chica era tan enfermiza que estaba encomendada a todos los santos. La cosa es que me parecía raro que hasta el año 2002 mucha gente que preguntaba mi nombre y yo les decía: Mª José, me contestaran "ah! Maripepa Nieto". "No, Mª José Cuello González". A lo más cachaba que esa tal Maripepa era una vedette del los '80. Y le pregunté que onda a mi mamá, por qué el nombrecito este y me dijo que le gustaba porque estaba de moda, osea que si hubiera nacido cuando se murió Selena, me hubiera llamado Selena? o cuando murió nuestra Lady Di me hubiera llamado Diana? O si hubiera nacido el año pasado me hubiera llamado Luciana? Mi mamá está chalada y pago el pato yo. La cuestión es que recién el año pasado entendí la magnitud de la tal Maripepa. Jaime Coloma, labios de rubí o una de las sonrisas más lindas de la tv, como ustedes quieran, el verano del 2005, realizó un programa llamado Expediente Tv, donde el primer capítulo trató de Sabor Latino. Y ahí ví la luz. Señalaba que: "Recién llegada de la Madre Patria, esta chiquilla apareció con su hilo dental cantando "Fumando espero..." y medio país quedó con taquicardia". La cosa es que la mina se dió vuelta, y esa fue la mayor gracia. Osea me pusieron Mª José por el poto de esta chiquilla, como le decían en esa época. Esa es mi triste realidad. Aunque igual depende de como se vea, es casi un poco glamorosa. Aunque ella no era la única, porque había otra mujercilla, que también era española, que también se llamaba Mª José, pero Cantudo, era como la compañerita de la Nieto. Y era por eso que estaba de moda el nombre.

Pero como les comentaba fue hasta el 2002 que me decían Maripepa, desde ese año el apellido cambió a Quintanilla. "Cómo te llamas?" "Mª José", respondía yo. "Ah! Mª José Quintanilla, cántate algo!". Y ahí empezamos de nuevo, nunca puedo ser sólo Mª José. Y más encima me pedían que cantara rancheras. Yo, que ustedes saben, que le hago un bien a la humanidad si no canto. Lo bueno es que le decían por su nombre y no Coté, que me carga. Pero la cosa cambió este año a causa de otra señorita, Mª José López. Y lo malo es que a ella sí le dicen Coté. Hace un par de semanas fui a la casa de la Ferni y el conserje me preguntó: "cuál es su nombre?". "Mª José", contesté sin tener idea de que ella ya estaba en el incosciente colectivo. "Ah! la Coté Lopéz". Le puse mi mejor cara de nada, porque de nuevo caí a la categoría de poto. Por lo menos con la Quintanilla cantaba. Y así, siempre hay una muchachilla llamada como yo en los medios.

Cuando chica no me molestaba que me dijeran Coté, pero era porque como mi mamá me decía Jóse, mis compañeras me agarraban para el leseo con el comercial "Jooooose y el asunto de la goterita?" y yo hervía. Así que finalmente, después de decirme Cuello camello (y más encima tuve la ocurrencia de juntarme con la Patricia Cabezas, todo mal) les dió por decirme Pototina. Y me cantaban "Mª Pototina estaba en la cocina, etc, etc, etc" no recuerdo bien que seguía y no quiero acordarme. Pero en todo caso, no era en mala onda, era como de cariño. Por lo menos eso creía yo. Ya en el Carmela luego de que alguna de mis primeras compañeras me dijera Coti, me rebelé. Y empecé a encontrar lindo Jóse.

Al final de ese año ya era la Josita. Y en octavo alimenté más mi nombre con distintos souveniers, como Josito el teléfono. O con las siglas J.L.B. que eran en un inicio Josita La Bonita, pero que después tuvo variaciones de la última letra. O incluso con el pobre Felipe Vargas, un amiguito lastarrino, al que empezaron a decirle Josito. Me faltaba el Jositomóvil no más.

Cuando entré en confirmación, en mi pasado religioso- religioso, me decían Pepa. Es así como también me dice mi papá, pero yo no tengo cara de Pepa, así que nunca la pongo. Y es un vocativo que ahora sólo utiliza él.

En verdad me gusta llamarme Mª José. Y me gusta aún más que me llamen Jóse, y tener variaciones como Josita o Josa. Así que olvido que me llamo María. Excepto hoy, porque es mi santo y me gusta que me feliciten!!!

(Hoy no va con dedicatoria a nadie, todo tiene un límite y dedicármelo a mi es como mucho)

Thursday, September 07, 2006

Todos las mascotas se van a la cielo


Un día a mi hermana Paola, a los 11 años, le dió por querer tener un hermanito y empezó a hinchar a mis futuros padres. Qué recibió a cambio? un perrito. Ese perrito se llamó Alí, y estuvo ahí desde que nací, porque mi hermana Paola siguió hinchando e hinchando hasta que consiguió a su hermanito, que fue niñita y recibió el lindo nombre de Mª José. Osea, nací gracias a mi hermana y recibí el nombre de la vedette más famosa del momento (aunque eso lo comentaré en otra oportunidad). Ahora intentaré centrarme en Alí, mi perris tenía un nombre que yo encontraba de lo más normal, no tengo idea a quien se le ocurrió, pero mis compañeras de colegio cuando chica me molestaban por su nombre. Alí Babá y otras cosas poco originales (como cuando me molestaban por mi apellido). La cosa es que yo simplemente amaba a Alí, era el mejor perro del mundo. Me dejaba montarlo, me dejaba hacerle las trampas que veía que el Gallo Claudio le hacía a ese perro blanco con café que no recuerdo cómo se llamaba, cosas elaboradas que empezaban tocando un timbre y hacía funcionar todo un mecanismo que terminaba tirándole agua al pobre perri. Ahora, todo esto de manera muy precaria en mi patio. Fue en una de esas aventuras que Alí me mordió el dedito. No lo comprendí en ese momento pero él sólo quería comer su almuerzo tranquilo. Pero se me pasó luego (el llanto y la pica). Él además sabía que yo odiaba la tortilla de acelga, se la daba siempre y la entraba a su casa para que mi mamá creyera que me la había comida enterita.
Bueno, paralelamente al Alí, cuando tenía 3 años y estaba todavía en mi otra casa, tuve como mascota a la Rosita. La Rosita era una laucha, una ratoncita pequeñita y coquetona, como todas las ratitas. La cosa es que un día se me escapó, mi papá la quiso ir a rescatar porque para variar, yo lloraba como Magdalena, y la Rosita se rebeló contra él mordiéndole el dedo, mi papá que es más picota que yo, la empezó a perseguir con una escoba y terminó aplastándola dejándola muerta en le piso. Ahí sí que lloré como Magdalena. Igual filo, yo tenía al Alí, que era siempre la mejor mascota.

Ya en la otra casa, a mi hermano (que nació así no más, nadie lo pidió) le dió por tener pollitos, aunque alcanzamos sólo a tener al Poli, que era el diminutivo de Policarpo, mucho nombre para tan poco pollo. Y duró menos que estornudo de gato, como 2 semanas, pero el Pipe lo lloró tanto que también pasó a la historia.

Cuando yo tenía 11 años mi hermana decidió casarse. Lo cual fue todo un caos en la familia, peleas y tristezas más que la felicidad de la pareja. En fin, lo que sucedió fue que, a la misma edad que mi hermana recibió al Alí, yo lo perdí. El domingo 6 de agosto de 1995, día del niño más encima, me desperté y miré por la ventana a ver como seguía de la guatita el Alí, después de haber pasado un mal fin de semana y mi papá lo hizo comer mil pasto. Y ahí estaba, con el hígado reventado, con una gran mancha de sangre que le salía del hocico y ahí si que todos llorábamos como Magdalenas. A los 2 días mi hermana se casó. Y en verdad el ánimo era más de funeral que de celebración. Tal vez mi comparación es muy García Márquez, pero no puedo dejar de pensar en la relación cíclica vida y muerte con todo esto. Mi hermana, el Alí, yo y por último el Aaroncito, mi sobrino que nació, sin que yo lo pidiera, como lo hizo la Paola conmigo, con la misma distancia entre nosotras, 12 años. Tal vez por eso también siento tanto, tanto apego por él.

Bueno, luego del Alí, vino un luto más o menos largo donde tuvimos mascotas chantas como la Pelusa. La Pelusa era una tarántula, también muy linda y muy rápida. Pero a la que era bastante complicado darle de comer. Primero porque había que dejarla en el jardín y esperar a que cazara algún insecto, como la pobre no alcanzaba a hacer nunca ni media telaraña, lo que hacía era matar moscas con el matamoscas y dejárselas en la cajita donde vivía. Y segundo, porque NO PODÍA escapar. Para lo cual había que amarrarle la patita con una lana. Lo que debió ser bastante incómodo para ella. Finalmente, nadie le iba a dedicar tanto tiempo a un animalito (arácnido) que ni siquiera mueve la cola o te languetea de puro feliz. De hecho como le veíamos la cara de infeliz la fuimos a dejar a un campo cerca de mi casa. Fin de la Pelu.

Luego viene la era de los gatos. Tonta por los gatos me puse. En mi casa ya nadie quería perris, después de lo fuerte que fue la otra pérdida. El primero fue Salvador, un gati que encontramos en plena carretera y que por lo mismo recibió ese nombre. Duró menos que el Poli. Después vino Jarvis, un gato rubio, que me regaló la Karlita, y que en verdad era Jacinta (no sabíamos como ver si estaba contenta o contento) pero que al poco tiempo se fue. Ahí nuevamente el pensamiento garciamarqueciano llegó a mi casa, porque según todos alguien nos había tirado alguna maldición que la Jacinta recibió y que se encargó de alejar. El pensamiento mágico envuelve mis historias...

Luego, vino la Lulú. La Lulú era mía. Dormía conmigo, me tiraba el pelo, jugábamos, ha sido la única mascota después del Alí que sentí como mía. Sólo mía. A ella la encontramos en el diario y la fui a buscar a la feria amiga. Era preciosa. Blanquita y negro y con un triángulo en la carita. La Lulú era bakán, parecía perro, pero más hábil. La sacaba a pasear al cerro. Me seguía, andaba en bicicleta y al Lulú atrás corría feliz. Un día, al volver de clases mi mamá me mira con cara de pescado. "Hola mamá y la Lulú?". "Eehhh, Josita, es que pasó algo malo, la atropellaron". Ahí mi mamá se larga con la historia de que la Lulú la siguió cuando ella salió en auto y no vió la micro y nada. Otra más reventada, no puede ser. No la ví más. Y mientras yo estaba de nuevo de luto, el novio de la Lulú, el Ruby (nunca supimos porque el Aaroncito le puso así), daba vueltas por la casa llorando, y ahí hacíamos competencia. LLorando juntos. Al poco tiempo, El Ruby aparece en la esquina de mi calle, muerto. Con un hoyo en la costilla, y sin rastro de sangre. Mis sobrinos juran que fue obra del Chupacabras, tan de moda en ese momento. Yo digo que tal vez murió de pena.

Después viene el Tiger, y él fue muy ajeno a mí. Parecido a Jacinta, fisícamente. Divertido y todo, pero nunca tanto como la Lulú. Murió de enfermo en brazos de mi madre, la que decidió que NO ENTRABAN MÁS MASCOTAS A LA CASA, PORQUE LO ÚNICO QUE HACÍAMOS DESPUÉS ERA LLORAR. Ahí empezó el momento de las mascotas puertas afuera. Es decir, el momento del Bob, de Bob Esponja. Un perro que llegó a mi casa en el verano del 2003 y que nunca más se fue. A la señora del frente le da con decirle Cholo, qué poco original!, la cuestión es que responde a como le llamen, lo único que desea es comida.

El 2004 mi hermano empezó a hinchar con que quería un gatito, y lo consiguió, mi mamá casi nos echa de la casa, a mi también por ser la cómplice del Pipe, la cuestión es que llegó la Samanta, que en un principio se llamó Pablo, los gatos siempre nos han confundido... Bueno, y aquí voy a cruzar historias, porque he hablado de animales definidos, pollos, ratones, gatos, perros, pero nadie tiene lo que hay ahora en mi casa. La Jo tiene a la Pelusa que es toda una dama, Hernaldo Andrés tiene al Doggi que es uno de mis favoritos, porque es grande, con presencia, el Héctor tiene a las (guachis) perris, Diana y Blanca, madre e hija babosas y juguetonas, boxers, igual que el Jack de la Moniqui, la Paula tiene a Maxito, que apesar del nombre, también es un perro con cara de perro. Perro, perdón, pero nadie tiene un peluche con pilas que es lo que hay actualmente en mi casa. Benjamín Javier, nótese el nombre cursi! es un poodle toy, osea un juguete que no entra en la categoría de perro. LLegó un poquito antes que la Samy a la casa y hubo división en el hogar. Unos querían a Benjamín y otros queríamos a la Samanta. Éramos dos bandos irreconciables, pero yo odio a Benjamín por varias razones. Que se pueden resumir en que saca lo peor de mi familia. Arribismo y prejuicio, devoción a la apariencia, por ejemplo. Más encima se los regaló alguien que para mi no vale la pena y eso que nos ha dado varias penas. No querían a la Samanta porque era una gata flaite, no tenía pedigree. Mis papás y la Paola se pusieron idiotas con Benjamín, y le empezaron a comprar y comprar cosas, cama, ropa, juguetes. La cosa es que en febrero del año pasado la Samanta desapereció misteriosamente cuando habíamos ido de vacaciones, sin mi mamá y sin mi hermana. Yo creo que la fueron a dejar a algún lado. Así de simple. Pero el Pipe la lloró como si fuera su hija, nunca lo había visto tan triste. Y es en verdad por él que finalmente escribo todo esto, porque de mi hermano me he quejado muchas veces que es flojo, pero con la Samy lo ví en verdad preocuparse, limpiarla, darle de comer, jugar. Y ella si que cierra el capítulo con las mascotas. Una parte bastante accidentada de mi vida y que ahora está vacía.

Dedicado a los que no están: mi Alí, el Lucas del Hectorín, La Cuqui y el Fox de la Caty. Y a los que nunca más vimos, al Simba de la Paula, la Mora de la Rosario y por supuesto a la Samanta de mi hermano Felipe.

N.A: en las fotos: Doggi, la Blanca y la Diana, Samanata, Bob y Pelusa.

Monday, September 04, 2006

Noches alternativarsss


Siguiendo un poco el tema de la otra entrega, voy a seguir metiéndole el dedo a la cosa pseudoalternativa (si es que podemos calificar a Blur así, en verdad creo que no, por lo menos no tanto como agrupaciones subterráneas a lo Yo la tengo o Hefner). Toda la pasión británica, porque no sólo abarcaba la música, sino que toda la cultura de la isla (de hecho yo misma realicé la mítica disertación, en inglés, donde contaba la historia del Palacio de Buckingham y de, nótese el acento, Jacobou primerou) tenía un lugar de reunión acá en Santiago de Chile, lugar que emula un poco la escenografía de la Naranja Mecánica (en verdad bien poco, pero bueno), donde la mayoría tienen algo de "artísticors", o pintan o escriben o actúan, y finalmente se encuentran a conversar y bailar con sus "pares". Ese lugar es la discoteque Blondie o "la Blondie".

Cuando chica lo que deseaba mucho era ir a Blondie y encontrarme con esta gente tan "cool", no me da nada decir eso ahora, era adolescente en edad del pavo y estaba insertándome en el mundo, onda buscando donde encajar. La cosa es que con mi cara de púber (no vamos a hablar del porte, porque eso no ha cambiado mucho) no me iban a dejar entrar. Y bueno de hecho no lo intenté mayormente. Tal vez en verdad no lo deseaba tanto, tal vez no era tan "brit" como me creía. De hecho escuchando música en mi pieza siempre terminaba bailando sola con Jarvis Cocker cantando sólo para mí (las cosas que termina contando una), no sólo los viernes, sino que cualquier día. Debemos saber que los viernes son los días dedicados al pop británico, no sólo en Blondie, sino que también en Bal- le- duc, el otro lugar al que haré referencia hoy.

Continuando el recorrido cronológico, para darle un poco de orden a la situación, el primer lugar que visité fue Blondie. Pero no en ánimo de fiesta y, antes de los 18, fui a una tocata, para concierto no alcanzaba a dar, de El Otro Yo, iba en cuarto medio ya y por fin pude entrar a la oscuridad de pseudocastillo que tiene la entrada aquella. Y la verdad me dió lo mismo. En ese momento sólo iba con ganas de escuchar a los hermanos Aldana. Ya en mis años universitarios Blondie fue lugar de bailoteo seguro, y sí, es bakán porque si una no le pega a los ritmos tropicales, que requieren de cierta pericia y coordinación, en Blondie se puede explotar al máximo el estilo libre. Sola, osea no es necesario tener un chico al lado, de hecho se pasa mejor con tus amiguitos, y lo más divertido y curioso de todo, es que casi nadie te jotea. Claro, como les decía antes, los chicos parecen chicas y les gustan los chicos (who do boys like they're girls, who do girls like they're boys). Por lo menos a mi parecer este lugar no es el óptimo para sociabilizar, muy por el contrario de lo que pensaba antes, nunca he hablado con nadie extraño (ajeno) dentro, a menos que sea en los baños, donde se produce esa cosa solidaria, entre el confort y el afirmar la puerta. Pero volviendo a lo musical, las mejores fiestas son las temáticas, por ejemplo London Boys, que le lleva Blur, Placebo, The Smiths y Suede, las Morning Glory, que tienen a Oasis y Blur, y por supuesto las Common People o Disco 2000, donde Pulp luce en todo su esplendor. La cosa incluye videos y la última vez que fui, estaban proyectando Velvet Goldmine, película donde están metidos en el mismo saco Cristian Bale, Oscar Wilde, David Bowie, Ewan Mc Gregor e Iggy Pop, todos juntos, revueltos y llenos de brillantina. Osea Blondie le lleva la cosa británica, estimulando no sólo la música, sino que también la lectura y la filmografía.
Aunque lo que más me gusta es cuando el combo es fiesta y alguna agrupación chilena, de hecho Saiko y Los Bunkers ya son caseros, como lo fueron en algún momento también Lucybell y Canal Magdalena. U otros más piolas como De Saloon o Yupi Satam.
Donde no me he atrevido ni a asomar la nariz es a un Concilio Gótico, los pajarracos no van conmigo, me dan miedo. Eso es todo. Creo que alguno querrá clavarme alguna cosa y tomarse mi sangre en una copa. Es súper prejuicioso, lo sé, pero como voy a confiar en alguien que quiere dormir en un ataud?
Respecto a los aspectos formales, este lugar es flexible a la hora del ingreso en cuanto a edad, ni te miran el carné. Para lo que sí hacen atado es cuando se llega con unas copas de más... bueno, no me extenderé en eso, pero conozco a alguien que le pasó... y la mandaron de vuelta para la casa.

El segundo lugar de reunión nocturna alternativarsss es Bal- Le- Duc. De entrada diré personalmente que no me gusta. Aunque fue mi única opción para el año nuevo recién pasado. Tiene menos presupuesto que Blondie, de hecho sus afiches promocionales son monocromos, osea una ve a Damon Albarn en un lindo tono sepia o azul, y las fiestas brit son siempre los viernes. Los sábados dan cualquier cosa, New Wave, Electroclash, Electropop, Dark, Gótico, Industrial, etc, etc. Bal- Le- Duc no me gusta porque es fea, así de simple, no es acogedora, la música no es buena, los especiales son un chiste, la otra vez fui por uno de Franz Ferdinand y tocaron 4 canciones. Hasta las bandas que tocan ahí son malitas, tuve la oportunidad de presenciar una tocatilla de Amongelatina y fue bueno, porque me dí cuenta que no valía la pena buscar en internet mp3s de ellos. Osea la canción y chao.
Igual en "la Bale" la gente es más sociable y te mete conversa y eso, de hecho una puede hasta salir con pololo, sino me creen pregúntenle a la Jo. Pero yo creo que fue porque ella es literalmente una parroquiana. En fin, a principio de este año se inauguró la súper ampliación que en verdad es mucho más linda que la parte de abajo, pero que parece como disco de utilería, no concuerda con el resto del recinto. Ahora la ventaja de Bal- Le- Duc por sobre Blondie es el precio, si todo es más barato eso se traduce en el valor final del ticket, el que siempre es más conveniente. Sin la necesidad de comprarlo en pre venta. Así que ese el gran plus y por lo que sigo asistiendo.

Como bonus, voy a hablar del Teatro Carrera o simplemente "El Carrera". Uno de los lugares que más han abierto y cerrado en Santiago. De hecho creo que ahora no está en funcionamiento. La cosa es que por allá por el año 2003 hacían lo que se llamaba "After Class", fiestas que empezaban como a las 5 de la tarde, la entrada para las niñas costaba $500 y más encima te regalaban un terremoto que incluía hasta cereza. Ah! esos eran otros tiempos... me gustaba el Carrera, porque no era tan engrupido con Blondie, ni tan feo y lejos como Bal Le Duc. Además del precio y que ponían de todo. Absolutamente de todo tipo de música, desde Rafaela Carrá hasta System of a down. El problema del Carrera es que también iba todo tipo de gente lo que lo hacían un pelín peligroso, de hecho una vez me llegó un latigazo en la pierna. En fin, gajes del oficio. La última vez que fui, el año pasado, ya estaba guateando, demasiado industrial, demasiado Rammstein. Y así... no sé cuál será el final del teatro.

Así termino mi recorrido por las discoteques alternativarsss, que me han brindado noches alternativarsss. Mi conclusión es que de todos me quedo con Blondie, porque ya es como una institución... aunque a la hora de carretear y bailar da lo mismo el lugar...total lo que las chicas quieren es divertirse, como dice Cindy...


En esta ocasión todo se lo dedico a la Jo, mi compañera de ruta en todos estos lugares...

Saturday, September 02, 2006

Quiero mis quince!!! o un "borrón" en mi vida


Hace un tiempo estaba viendo tele y pasé por Mtv. Ví un progama llamado "Quiero mis quince" donde niñitas de 14 años, las cuales están próximas a pasar a la edad que "no olvidarán", según los Hermanos Zabaleta, se preparan para la mejor celebración de cumpleaños de sus vidas. Una excesiva celebración, que me pareció casi absuda de lo superficial (y ojo que yo tampoco soy una densa por la vida). Pero fue ahí, cuando vi a esas niñas llorando porque en el lugar caben 200 personas y no 220, cuando me lancé a preguntar a mi misma que pasaba por mi cabeza a esa edad.

Los invito a marzo de 1999. Los suplementos de los diarios nacionales LUN (Primera Fila), La Tercera (Tercer Tiempo) y El Mercurio (Wikén) cubrían el lanzamiento del sexto disco de estudio de una banda inglesa llamada Blur. El álbum era titulado con la simplicidad de "13". Un disco francamente exquisito, "para escuchar con audífonos" como dijo Graham Coxon, el guitarrista, en la entrevista de La Tercera. Con canciones suaves como Tender, ya el título evoca a algodón de nube, Coffee anda tv, donde sale la caja de leche más encantadora de la vida y No distance left to run, una canción para el fin del amor o más bien para cuando te dejan y amas y deseas lo mejor a la otra persona. Pero en Wikén encontré la frase que me marcó, Alex James, bajista, decía "La mejor música que escuchas en tu vida es la de los 15 años". Coincidentemente en ese momento yo estaba en la plenitud de mis 15 años y coincidentemente qué banda escuchaba? BLUR. El comentario me llegó al fondo del alma.

Pero mi matrimonio con la banda empezó en 1996. La verdad es que mi pasión por la música británica empezó ese año, todo gracias a una canción: Wonderwall, de la banda rival Oasis. Oasis y Blur estaban metidos en una batalla sin tregua que alimentaba la prensa sensacionalista, donde constantemente se comparaban discos, singles y comportamiento de los líderes, Liam Gallagher y Damon Albarn. Pero fue gracias a esto que conocí publicaciones como la New Musical Express o Melody Maker, poco a poco fui explorando los rincones de la isla y las bandas que entregaba por montones. Bandas nombradas con una sola palabra como era la tendencia al principio de los noventa en Inglaterra; Shampoo, Supergrass, Radiohead, Elastica, Pulp, Suede, son tal vez las más conocidas junto con Blur y Oasis.

Siguiendo con Blur, mi primera conexión (citando a Justin Frischman) fue con el sencillo Charlessman y de ahí no paré más, el viaje fue como un torbellino, canciones que me tomaban desde el estómago. Busqué y conseguí toda la discografía disponible hasta el momento, en cassette, constaba de 4 discos en ese entonces: Leisure de 1991, donde la frase que marca a fuego es "I don't need anyone, but a little love would make things better". Luego viene Modern life is rubbish, de 1993, un disco que, a pesar del nombre, es uno de los más dulces de la banda. Pero que al mismo tiempo es el más olvidado. A continuación, el año 1994 sale de los estudios de grabación Parklife, donde ya hay un single conocido por estos lados, Girls and Boys, canción que habla de chicos que parecen chicas, algo que ya será muy conocido para nosotros cuando Placebo alcance la máxima desviación andrógena. Y con The Great Escape de 1995, Blur ya es una banda reconocida en Chile, suenan Charlessman y Country House. Sin olvidar la mejor canción del disco The Universal, canción que aaaños después adquirió para mí una especial carga emocional.

Luego, el año 1997 Blur editó Blur, el disco homónimo en que sale un personaje borrado en la carátula, una sutileza que encuentro preciosa. Y que tiene instalado en el inconsciente colectivo la lánguida Beetlebum y la saltona Song 2 (que incluso musicalizó el juego Fifa 98), un disco que me dejó rayando mucho tiempo, y que mi mamá me regaló, nuevamente en cassette, para el día del niño de ese año.

A los 15 años tenía sueños, a los 15 años lo único que quería en la vida era escuchar "End of a century" en vivo. A los 15 años, el año 1999, tomaron preso a Pinochet y se lo llevaron a la emblemática London Clinic. Ese año Blur estaba realizando la gira promocional de 13, como buenas seguidoras, incursionamos en el fans club. Bluradicction se llamaba el asunto, fuimos a reuniones donde nos regalaban letras y traduccciones. Aunque nuestra aparición fue sólo para estar en algún puesto preferencial para cuando se realizara el concierto programado para el 26 de noviembre. Pero qué pasó? N-A-D-A. Acá en Chile no pasó el borrón de Blur, porque les dijeron que si venían tenía que ser bajo su responsabilidad. Claro, las viejujas les iban a tirar las ollas seguro. La cuestión es que sí llegaron al cono sur, y Argentina era mi meta en ese momento. Pero no tenía ni medio peso, no soy de las afortunadas que tienen ese abuelo que les abrió la cuenta cuando chica, ni nada por el estilo. Fue por eso que empezamos, junto a la Chica, la venta de pinches, esmaltes de uña y delinadores por todo el colegio. Además de las maquiavélicas ventas de rifas falsas a las niñas de séptimo básico. Bueno, todo sea por Blur. Como esto no es una película el final es obvio, no llegamos ni al paso Los Libertadores. Fue como oler el pastel y no comértelo.

Ese año murió el Blur de estudio para mí. Think Thank (2003) es un álbum que he escuchado sólo una vez y que no quiero oir porque ya el cuarteto de Colchester no es el mismo, Graham no está, Alex James se dedica a hacer jingles para Coca Cola y Damon Albarn está ocupado con un Gorilla (z).

Sin embargo, Blur sigue siendo hasta el día de hoy una de mis bandas de cabecera, tal vez lo que se podría llamar MI banda favorita, o de donde he sacado gran parte de la banda sonora de mi vida...


Dedicado a Karla Astorga, Daniela Zamorano (Chica) y Tania Guajardo